lunes, 8 de diciembre de 2008

¿No teníamos ya bastante en Cádiz?

No podemos ni debemos mirar hacia otro lado viendo como entre los trabajadores de Cádiz continúa cebándose el cáncer del paro, eso sería no ser coherente con nuestra fe que se sustenta en el seguimiento de Jesús de Nazaret, fe que nos obliga a amar la justicia y por lo tanto a los que sufren algún tipo de injusticia. No teníamos ya bastante con el paro endémico y estructural al que estábamos siendo condenados por unas deplorables políticas de empleos por parte de las distintas administraciones, más interesadas estas en malgastar los presupuestos para la creación de empleo (políticas activas de empleo) en multitudes de subvenciones para cursos de formación (repartidas entre organizaciones de distinto tipo) cursos que mayoritariamente han resultados inútiles, cuando con esa ingente cantidad de dinero procedentes ya del Estado, de la Junta de Andalucía y de la Unión Europea con las que se habrían creado empresas y con ello gran cantidad de empleos consiguiéndose que al mismo tiempo que crecía la calidad de vida de los gaditanos también hubiera mejorado la difícil situación de la economía gaditana. No teníamos bastante con esto, decía, sino que además, gracias a un sistema económico en el que prima el individualismo, el acumular, la competitividad, el obtener el máximo de beneficio a costa de lo que sea: corromper a políticos y a funcionarios, destruir la vida personal y familiar de millones de trabajadores, acabar con los valores que le son propios no solo al cristiano sino también al ser humano, apoderarse de los sentimientos y deseos de los hombres y mujeres, provocar guerras, conflictos, y todo tipos de violencia, precarizar las vidas y el trabajo, la vida del trabajador les es arrebatada en los accidentes laborales gran parte de ellos son consecuencia de la precarización y la inestabilidad del trabajo, la marginación y la exclusión de en especial de las mujeres y los inmigrantes, incluso para absorber todas las facetas de la vida del ser humano han creado una religión, “el mercado” con su dios, “el capital”. ¡Nada!, nada sacia a la bestia negra que es el neo liberalismo, su ansia de riqueza y de poder no tiene límite, ni conciencia, ni escrúpulos.
No hace mucho tiempo, grandes empresas y entidades financiera fueron beneficiada de innumerables Expedientes de Regulación de Empleo (ERE), a pesar de ello desde organizaciones empresariales y financieras reclamaron que el Estado no fuera intervencionista, que redujera los gastos sociales para los más desfavorecidos (enfermos, ancianos, pensionistas, desempleados…) y que redujera los impuestos, facilitara los despidos, que se controlasen los salarios, que se flexibilizara las relaciones laborales…, en ellos todo era exigencias hacia las personas que aportan gracia a las rentas del trabajo casi el 80% del los ingresos del Estado vía impuestos directos y ellos con su exigua aportación imponen al Estado sus egoístas intereses y los gobiernos rehenes de una minoría privilegiada promulgan leyes para sustentar y perpetuar en el poder a los más ricos.
Ahora, que de tanto especular, de tanto robar (aunque sea legalmente) a los Estados y a los ciudadanos, ahora que han pervertido la democracia, la ética y la moral, ahora que han puesto en grabe peligro la propia subsistencia de los ciudadanos. Ahora, cínicamente y sin pudor exigen al Estado que los saquen de la ruina que ellos han provocado, aunque la cantidad de dinero que se ha perdido, no se sabe donde está, ni quien lo tiene. Ahora si tiene que ser intervencionista el Estado, para ellos si, para los pobres no, como solemos decir “privatizar los beneficios y socializar las pérdidas ¡Habrase visto tanta desvergüenza! Y el gobierno nuevamente acepta el chantaje al que se le somete, aun sabiendo que no cumplirán las condiciones que se les exigen, ellos seguirán despidiendo a trabajadores, seguirán cerrando empresas o fusionándolas para así concentrar la riqueza en menos manos. ¿Es acaso el gobierno un incauto? Creemos que no, sino que ha tomado partido por los enriquecidos y le ha dado la espalda a los empobrecidos.
Y esta tierra que es Cádiz, solo ve como la mayor parte de nuestros representantes políticos se dedican a tirarse los trastos a la cabeza, pretendiendo nada más que tener razón con sus argumentos, los ciudadanos, sus problemas reales, su dignidad, en especial la de los más desfavorecido les importa un pimiento, ellos siguen y seguirán cobrando grandes sueldo por mirar a otro lado, por manipular a la ciudadanía, por no decir la verdad del por que nos pasa estas cosas, en hacernos pensar que la pobreza, la marginación y la exclusión es algo que sucede sin más, que es algo natural y contra lo que nada se puede hacer y (egoístamente) ellos no están obligados a reducir la pobreza ni a crear empleos.
Ante este estado de cosas se hace necesario que los ciudadanos se conciencien de que la solución solo será posible si estos recuperan el protagonismo de su historia, si recuperan las ganas de soñar, el deseo por un mundo mejor, recuperan el espíritu de rebeldía que hizo posible el alcanzar las grandes cotas de derechos laborales, sociales y políticos del pasado siglo, aunque entonces no se culminaron todos nuestros sueños e ideales, quedaron por concretarse derechos que si bien se recogían en nuestra constitución, lo hacia de manera ambigua, derechos a concretar, tales como: el derecho a la vivienda, el derecho al trabajo… incluso derechos casi desconocidos como es el derecho a una renta básica de ciudadanía para todos los ciudadanos y que se recoge en el Estatuto de Autonomía de Andalucía y en otros. Por el contrario, las garantías democráticas, (no todos somos iguales ante la ley, depende del dinero que se posea) los derechos laborales son pisoteados, el Estatuto de los trabajadores ha sido casi vaciado de contenido (está al orden del día el prestamismo laboral, el despido libre, la posibilidad de organizarse en sindicatos los trabajadores, en especial en las pequeñas y medianas empresas…)
Lo sucedido con la actual recesión económica nos ha de servir para comprender que nunca más podemos poner nuestras vidas, nuestra subsistencia, el futuro de nuestros hijos en manos de bandidos de las finanzas y en el de acciones políticas mediocres y para ello tenemos que gritar muy fuerte a todos los que pretenden gobernar nuestras vidas que no es esa la vida que queremos, que la ambición y la riqueza no da la felicidad y esto está demostrado, pues tras años de gobernanza del fundamentalismo neo liberal con una economía de mercado y con la promesa que se nos hizo de que cuando triunfara esta economía se acabaría con la pobreza y todos seríamos felices, teoría esta que nunca fue corroborada por la teoría económica, pero ha sucedido todo lo contrario a lo que decían, el mercado con su lógica de producción consumista, con la des regulación (no estar sometido a control) de los capitales para así facilitar los capitales especulativos nos ha traído más pobreza e infelicidad. No podemos acepta que el gobierno inyecte capitales a la banca y a las empresas, (con todo el dinero dado a las entidades financiera se habría acabado con el hambre en el mundo) si estas no son capaces de mantener y de aumentar el número de empleos deberán ser nacionalizada y a aquellas que pudieran mantener la estabilidad económica y laboral se les deberá aplicar una regulación estricta para evitar lo sucedido hasta ahora, el Estado tiene que recuperar el control político de la economía. Pero los ciudadanos también tenemos que ser conscientes que el consumismo desmedido es también causa de la actual situación y que éste más tarde o temprano nos provocará angustias e infelicidad.
Pero no podemos caer en el pesimismo inmovilizador, ni podemos limitarnos a aferrarnos a cargar con la cruz que antaño se nos mostraba para consolarnos y para que nos resignáramos con la desdicha de haber nacido pobre, la cruz que tenemos que cargar es la que nos caiga por habernos opuesto a la ambición, el egoísmo y la injusticia. Y tenemos que creer en el ser humano, en su enorme capacidad para superar los muchos avatares y crisis a lo largo de nuestra común historia, aunque en este devenir histórico los hombres hacia otros hombres también han tenidos actitudes deplorables, pero no estaríamos ahora en este estadio de la tecnología, la ciencia, etc. sin haber superado tantas pruebas, pero tampoco podemos quedarnos mirándonos el ombligo, tenemos que pensar globalmente, pues las estructuras globales so las que tenemos que combatir aunque actuemos localmente, ahora bien, no podemos poner al lobo que haga de pastor, sirva el símil para recuperar el control de la política que ahora está en mano de los políticos.

José Manuel Carrascosa